Bajó
desde la sierra de Acurigua en burro, un día completo saliendo a las cuatro de
la mañana para llegar en la noche a Coro, buscando mejorar la vida, allí una
hermana casada le dio alojo, no solo a ella sino a su esposo y a esa chorrera
de muchachitos. Pero la mala suerte andaba merodeando y a Malola se le murió el
esposo, entonces tuvo que fajarse a lavar y planchar cerros de ropa ajena para
alimentar a sus pequeñitos y mandarlos para la escuela y al final triunfó
porque sus hijos se graduaron en la universidad y ella pudo dedicarse
tranquilamente a hacer sus arepas peladas y a darse una vuelta todas las
mañanas por el mercado a ver si encontraba una buena costilla de chivo salado.
El resto era recoger los Cerezos y los Tamarindos en el solar de la casa del
callejón Cristal, donde vivía con su hija Dominga, una institución en el campo
de la enfermería. Malola era un personaje de los mas populares en el barrio
Chimpire, está fotografía se la tomé en plena calle Aurora, frente al deposito
de los camiones de café Madrid. Años después me enteré que una fractura de
cadera se la llevó de este mundo, le faltaban tres meses para cumplir cien
años, esto me lo dijo por teléfono mi sobrina Brindicy , yo estaba en Beirut
contemplando el Mediterráneo desde una colina, allí elevé una oración de gratitud , un
silencioso homenaje a su eterna sonrisa, a su cálida ternura.
José Gotopo
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