Alirio Sánchez, un peregrino de la pintura.
Si hay algo difícil en la ciudad de Coro, es
averiguar donde vive el pintor Alirio Sánchez, desde que lo conocí en la
escuela de artes plásticas a finales de 1979, lo he visto en una eterna mudanza
de taller por todos los sectores de Coro y sus caseríos circunvecinos, se puede
decir que estamos frente a un pintor en transito, una especie de inmigrante
dentro de su propio estado.
Cuando vivía en Barquisimeto
desarrolló un gusto por el paisaje pastoril, esa escuela fundada por Rafael
Monasterio y continuada por otros paisajistas como Villalón, Requena,
Echeverría, y Ramón Chirinos, por mencionar algunos. Alirio Sánchez pintaba
paisajes con mucha habilidad, un día me invitó a casa de su familia ubicada en
la calle Mapararí cerca del viejo mercado municipal, allí mostró una caja llena
de bocetos sobre temas costumbristas, paisajes y personajes populares, me
impresionó la cantidad de obras, siempre a sido un pintor prolífico y su obra
posee un hilo conductor, los vasos comunicantes que le dan personalidad a su
lenguaje visual.
Durante
muchos años fuimos hermanos del alma, yo lo acompañe en la romántica aventura
del Grupo Tejas, comenzamos a pintar juntos en la plaza San Clemente donde él
hacía gala de su destreza como pintor de paisajes, luego peregrinamos por
distintos talleres, prestados, alquilados y hasta una vez invadimos una casa en
la calle Aurora donde los jejenes iban matando al pintor José Pérez, la casa
tenía muchos años de abandono y los murciélagos colgaban del techo, entonces yo
decidí correr a los voladores con fuego, pero se me paso la mano y la casa se
incendió, entonces corrieron los vecinos con baldes de agua y nos ayudaron a
apagarla. Ese capítulo de nuestras vidas creo que jamás lo olvidaremos, después
nos dio por ser promotores culturales y organizamos la retrospectiva del pintor
Emilio Peniche y la Primera Feria del Arte y
la Cultura en el Paseo Alameda, luego nos aventuramos por todos los
distritos del estado Falcón en la primera campaña muralística registrada en
estos predios
Pretendíamos transformar la sociedad
a través del arte y la participación de la comunidad, pero cuando nuestros
amigos de lucha e ideales llegaron al poder nos aplicaron el acido de la
indiferencia, gracias a Dios el arte sobrevive a los embates del tiempo. Por
eso el sigue siendo artista, jamás ha traicionado su vocación de pintor, ser
pintor le da sentido a su existencia.
Los
pintores del grupo Tejas casi todos en un momento de nuestras vidas nos
dedicamos a otras cosas, el único que nunca se ha apartado se la pintura es
Alirio Sánchez, un verdadero sobreviviente del oficio, bien a podido quedarse
pintando paisajes dulzones para turistas pero jamás ha dejado de indagar,
siempre experimentando porque Alirio asumió la pintura como un asunto de invención constante así se divorcio
del paisaje tradicional y comenzó
ensayar unos guerreros pintados al óleo que lo acercaban al lenguaje
figurativo de Alirio Rodríguez, claro está tomando distancia del maestro, luego
se dedico por completo a dibujar con creyones prismacolor una figuración antropomorfa
casi monstruosa que Alirio Sánchez expuso en la Facultad de Arquitectura de la
Universidad del Zulia, para esa época había fijado su residencia en Maracaibo,
en el taller Macondo donde José Pérez le enseñó la importancia del lenguaje
geométrico en la composición, entonces comenzó unas de sus series más hermosas
y con las cuales ganó muchos premios, se trata de una especie de crucifixiones
vegetales transparentadas sobre fondos geométricos, un lenguaje netamente
surrealista donde se sintió cómodo por la libertad que se permitía. En esa
época pintamos un mural a cuatro manos en la sede de la Escuela de Danza de la Universidad
del Zulia, el rector Chinco Ferrer nos
felicitó y nos ofreció cupo en la universidad, pero la desnudez del sol estaba
a punta de atormentarlo y emprendió el regreso a otra resolana, la ciudad de
Coro donde lo hemos visto hormiguear a la intemperie, siempre cambiando de
residencia, perseverando, reafirmándose ante las circunstancias que lo agobian,
pero que nada han podido ante su actitud de no dejarse destruir.
Ya
en Coro comenzó a trabajar con una compañía de teatro, haciendo unos enormes
decorados pintados a mano que presagiaban la nueva etapa de su pintura, unas
meninas redondeadas poéticas y monstruosas, grandes retratos texturados con
fondos abstractos y barrocos, fragmentos de bodegones en las esquinas, un
preámbulo a su pintura actual que es una fina combinación de pintura y dibujo,
grupos de mujeres sacadas de un romántico daguerrotipo, conforman una
composición que al primer golpe de vista parece una filigrana como salida de un
antiguo taller persa, un harén poético de colores análogos, una caligrafía
figurativa cargada de belleza, de unidad y armonía pictórica.
Alirio
Sánchez es una de las figuras más sólidas en las artes plásticas falconianas,
ha pagado con sangre el hecho de haber vivido toda su vida en el interior del
país, pero esto no le resta para nada importancia a su valiosa obra.
José Gotopo
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