martes, 15 de mayo de 2012


Alirio Sánchez, un peregrino de la pintura.

Si hay algo difícil en la ciudad de Coro, es averiguar donde vive el pintor Alirio Sánchez, desde que lo conocí en la escuela de artes plásticas a finales de 1979, lo he visto en una eterna mudanza de taller por todos los sectores de Coro y sus caseríos circunvecinos, se puede decir que estamos frente a un pintor en transito, una especie de inmigrante dentro de su propio estado.
         
          Cuando vivía en Barquisimeto desarrolló un gusto por el paisaje pastoril, esa escuela fundada por Rafael Monasterio y continuada por otros paisajistas como Villalón, Requena, Echeverría, y Ramón Chirinos, por mencionar algunos. Alirio Sánchez pintaba paisajes con mucha habilidad, un día me invitó a casa de su familia ubicada en la calle Mapararí cerca del viejo mercado municipal, allí mostró una caja llena de bocetos sobre temas costumbristas, paisajes y personajes populares, me impresionó la cantidad de obras, siempre a sido un pintor prolífico y su obra posee un hilo conductor, los vasos comunicantes que le dan personalidad a su lenguaje visual.

            Durante muchos años fuimos hermanos del alma, yo lo acompañe en la romántica aventura del Grupo Tejas, comenzamos a pintar juntos en la plaza San Clemente donde él hacía gala de su destreza como pintor de paisajes, luego peregrinamos por distintos talleres, prestados, alquilados y hasta una vez invadimos una casa en la calle Aurora donde los jejenes iban matando al pintor José Pérez, la casa tenía muchos años de abandono y los murciélagos colgaban del techo, entonces yo decidí correr a los voladores con fuego, pero se me paso la mano y la casa se incendió, entonces corrieron los vecinos con baldes de agua y nos ayudaron a apagarla. Ese capítulo de nuestras vidas creo que jamás lo olvidaremos, después nos dio por ser promotores culturales y organizamos la retrospectiva del pintor Emilio Peniche y la Primera Feria del Arte y  la Cultura en el Paseo Alameda, luego nos aventuramos por todos los distritos del estado Falcón en la primera campaña muralística registrada en estos predios

          Pretendíamos transformar la sociedad a través del arte y la participación de la comunidad, pero cuando nuestros amigos de lucha e ideales llegaron al poder nos aplicaron el acido de la indiferencia, gracias a Dios el arte sobrevive a los embates del tiempo. Por eso el sigue siendo artista, jamás ha traicionado su vocación de pintor, ser pintor le da sentido a su existencia.

            Los pintores del grupo Tejas casi todos en un momento de nuestras vidas nos dedicamos a otras cosas, el único que nunca se ha apartado se la pintura es Alirio Sánchez, un verdadero sobreviviente del oficio, bien a podido quedarse pintando paisajes dulzones para turistas pero jamás ha dejado de indagar, siempre experimentando porque Alirio asumió la pintura como un  asunto de invención constante así se divorcio del paisaje tradicional y comenzó  ensayar unos guerreros pintados al óleo que lo acercaban al lenguaje figurativo de Alirio Rodríguez, claro está tomando distancia del maestro, luego se dedico por completo a dibujar con creyones prismacolor una figuración antropomorfa casi monstruosa que Alirio Sánchez expuso en la Facultad de Arquitectura de la Universidad del Zulia, para esa época había fijado su residencia en Maracaibo, en el taller Macondo donde José Pérez le enseñó la importancia del lenguaje geométrico en la composición, entonces comenzó unas de sus series más hermosas y con las cuales ganó muchos premios, se trata de una especie de crucifixiones vegetales transparentadas sobre fondos geométricos, un lenguaje netamente surrealista donde se sintió cómodo por la libertad que se permitía. En esa época pintamos un mural a cuatro manos en la sede de la Escuela de Danza de la Universidad del Zulia, el rector Chinco Ferrer  nos felicitó y nos ofreció cupo en la universidad, pero la desnudez del sol estaba a punta de atormentarlo y emprendió el regreso a otra resolana, la ciudad de Coro donde lo hemos visto hormiguear a la intemperie, siempre cambiando de residencia, perseverando, reafirmándose ante las circunstancias que lo agobian, pero que nada han podido ante su actitud de no dejarse destruir.

            Ya en Coro comenzó a trabajar con una compañía de teatro, haciendo unos enormes decorados pintados a mano que presagiaban la nueva etapa de su pintura, unas meninas redondeadas poéticas y monstruosas, grandes retratos texturados con fondos abstractos y barrocos, fragmentos de bodegones en las esquinas, un preámbulo a su pintura actual que es una fina combinación de pintura y dibujo, grupos de mujeres sacadas de un romántico daguerrotipo, conforman una composición que al primer golpe de vista parece una filigrana como salida de un antiguo taller persa, un harén poético de colores análogos, una caligrafía figurativa cargada de belleza, de unidad y armonía pictórica.

            Alirio Sánchez es una de las figuras más sólidas en las artes plásticas falconianas, ha pagado con sangre el hecho de haber vivido toda su vida en el interior del país, pero esto no le resta para nada importancia a su valiosa obra.




José Gotopo

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